y escondidos. Los particulares ven el bien que desechan, y el público quiere el bien que no ve. Todos tienen igualmente necesidad de guias: es preciso obligar á los unos á conformar sus voluntades con su razon, y es menester enseñar al otro el conocimiento de lo que quiere. Entónces de las luces públicas resulta la union del entendimiento y de la voluntad en el cuerpo social: de aquí el exacto concurso de las partes, y enfin la mas grande fuerza del todo. Ve aquí de donde nace la necesidad de un Legislador.
Para descubrir las mejores reglas de Sociedad que convienen á las Naciones, seria necesaria una inteligencia superior que viese todas las pasiones, y que no experimentase ninguna, que no tuviese nuestra naturaleza, y la conociese á fondo, cuya felicidad fuese independiente de nosotros, y que por lo mismo se quisiese ocupar en hacernos felices: enfin que preparándose para en adelante una