una prudente combinacion se deben establecer las mejores relaciones que se pueden dar á la pluralidad para pronunciar.
En cuanto á las elecciones del príncipe y de los magistrados, que, como he dicho, son actos complexos, hay dos medios para proceder á ellas; á saber, la eleccion y la suerte. Ambos han sido empleados en diversas repúblicas, y aun en la actualidad vemos una mezcla muy complicada de ambos en la eleccion del dux de Venecia.
La eleccion por la suerte, dice Montesquieu, es propia de la democracia. Convengo en ello; pero cual es el motivo? La suerte, continua, es una manera de elegir que á nadie ofende, pues deja á cada ciudadano una razonable esperanza de servir á la patria. No creo que estas sean razones.
Si se atiende á que la eleccion de los gefes es una funcion del gobierno y no de la soberanía, verémos el motivo porque el medio de la suerte es el mas acomodado á la naturaleza de la democracia, en la cual es tanto mejor la administracion, cuanto menos multiplicados son sus actos.
En toda verdadera democracia la magistratura no es una ventaja, sino una carga one-