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prevenir su desigualdad, como hicieron Solon, Numa y Servio. Estas son las únicas precauciones capaces de hacer que la voluntad general sea siempre ilustrada, y que el pueblo no se engañe.

CAPÍTULO IV.
De los límites del poder soberano.

Si el estado no es mas que una persona moral, cuya vida consiste en la union de sus miembros, y si su cuidado mas importante es el de su propia conservacion, necesita una fuerza universal y compulsiva para mover y disponer todas las partes del modo mas conveniente al todo. Asi como la naturaleza da á cada hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, asi tambien el pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos; y á este mismo poder, dirijido por la voluntad general se le da, como tengo dicho, el nombre de soberanía.

Pero á mas de la persona pública, hemos de considerar á los particulares, que la componen, cuya vida y libertad son naturalmente independientes de aquella. Trátase pues de distinguir bien los derechos respectivos de los ciudadanos y los del soberano [1], y los de-

  1. Lector atento, no te apresures á acusarme de contradiccion. No hé podido evitarla en los términos á causa de la pobreza de la lengua; pero suspende tu juicio y lee.