Página:El día del juicio (1919).djvu/133

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
129
 

persona digna de atención. Había ladrones abrumados, como bestias de carga, bajo el peso de los bienes robados, y que avanzaban lentamente; grandes jefes yakuts, subidos en sus caballos, tocando casi las nubes con sus "schapkas" agudos; junto a ellos corrían sus criados, flacos como liebres. Había también un asesino lleno de sangre, de mirada salvaje; en vano trataba de lavarse la sangre con la nieve; cuando tocaba la nieve, se volvía roja a su alrededor, y las manchas de sangre que cubrían al desgraciado, se hacían todavía más visibles. Lleno de horror, el asesino seguía andando, y se ocultaba a las miradas de espanto de los transeuntes.

En la atmósfera revoloteaban, como pájaros, almitas de niños. Eran muy numerosas, y Makar no se sorprendió de ello; sabía bien que la mala alimentación, el frío y el barro hacían morir en Chalgan a los niños a centenares. La vista del asesino inspiraba a aquellas almitas tal horror, que volaban muy de prisa en todas las direcciones.

Makar notó que, en comparación con los demás, avanzaba rápidamente, y atribuyó esta circunstancia a su virtud.

—Oye, padre—dijo al pope—; aunque en vida me gustaba el "vodka", en suma yo no era malo, ¿verdad? Dios me quiere.

Escrutó el rostro del pope con la mirada, para adivinar su pensamiento; pero el otro se limitó a una respuesta lacónica:

—Vas a verlo. Estamos cerca.

EL DIA