Página:El diablo cojuelo (1919).pdf/21

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
19
 

misas? Déjame que me asombre que entre las grandezas de la Providencia divina no sea ésta la menor.

Entonces el Cojuelo, previniéndole, le dijo:

—Advierte que quiero empezar a enseñarte distintamente, en este teatro donde tantas figuras representan, las más notables, en cuya variedad está su hermosura. Mira alif primeramente cómo están sentados muchos caballeros y señores a una mesa opulentísima, acabando una media noche (1); que eso les han quitado a los relojes no más.

Don Cleofás dijo:

—Todas estas caras conozco; pero sus bolsas no, si no es para servillas.

—Hanse pasado a los estranjeros, porque las trataban muy mal estos príncipes cristianos—dijo el Cojuelo, y se han quedado, con las caponas (2), sin ejercicio.

—Dejémoslos cenar—dijo don Cleofás—, que yo aseguro que no se levanten de la mesa sin haber concertado un juego de cañas para cuando Dios fuere servido, y pasemos adelante; que a estos magnates los más de los días les beso yo las manos, y estas caravanas las ando yo las más de las noches, porque he sido dos meses culto vergonzante de la proa de uno de ellos y estoy encurtido de excelencias y señorías, solamente buenas para veneradas.

(1) Cena.

(2) Llave capona, o capona, era llave figurada, no real, que como honor se concedía a clertos gentilhombres.