Página:El escudo y los colores nacionales.djvu/19

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 15 —

 « El estudio asiduo de Virgilio y de Cicerón, de Horacio y de
« Salustio, de Ovidio y de Nepote, no solo enseñaba á hacer versos
« y periodos á la romana, sino que enseñaba también á pensar á la
« griega, exagerándose el civismo indómito y el enérgico indivi-
« dualismo que había constituido la vida de los pueblos libres de la
« Antigüedad.—La diestra posesión del bellísimo idioma de Tito Livio
« y de Tácito supone inevitablemente la lectura de las producciones
« de la República Romana, tan fecunda en grandes caracteres, y tan
« eficaz por ello mismo para fascinar con sus grandes ejemplos de
« virtud y de soberbia civil. Gérmen era éste, á nuestro entender,
« que depositado en la vida colonial, preparaba una irremediable
« revolución. Esta conciencia de la vida antigua republicana, que
« en el Río de la Plata apareció por primera vez en el « Triunfo Ar-
« gentino » del doctor López, es la bandera de guerra y de revolución
« que nuestra literatura nacional debía reproducir incesantemente
« durante la lucha de la Independencia.—Toda nuestra vida, todos
« nuestros escritos, y todos nuestros espectáculos fueron en aquella
« época un vivísimo reflejo de clasicismo.—Así es que debiendo tanto
« los argentinos á esta escuela literaria, debemos serle gratos y res-
« petuosos. La literatura clásica fué el tónico constante de nuestra pri-
« mera edad política; y aunque se prescinda por espíritu extraviado
« de partido, y sobre todo, por ignorancia y por pereza, del mérito
« y tenor de sus grandes trabajos, tan bellos por la diáfana correc-
« ción del estilo y de la forma, cuanto parcos y puros en los acci-
« dentes artísticos que los adornan, bastaría que ellos fuesen una de
« nuestras más relevantes tradiciones políticas, para que debiésemos
« mirarla con una atención juiciosa. »

El escudo argentino es, por cierto, una concepción científica y artística en que se funden las tradiciones locales, el arrebato militar de la época y la influencia de la educación clásica. En efecto, evitando con venerable buen gusto la vulgaridad, á veces chocante ó ridicula, que abunda en los blasones de la nobleza europea y en ciertos escudos locales y nacionales, los hombres de mayo se inspiraron en las tradiciones clásicas de la Unión, de la Libertad y de la Gloria, observando estrictamente las reglas científicas del Arte Heráldico para simbolizarlas en el blasón de la Patria. Es por eso de una sencillez y belleza incomparables.