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también colorada; porque, menos atenta ya á otras cosas, ó más lista que su esposo, lo había comprendido todo.—Y como le estaba muy agradecida por el interés que había mostrado en el lance, miróle la señora de Arenas con ojos muy compasivos.—Sí, miró de arriba á abajo, sin disgusto, á su... segundo difunto.
No hay novela, por idealista que sea, que no tenga algo real.