rica ú oligárquica. No habría intereses creados. El voto anónimo tendría tan exiguo valor como el blasón fortuito. Los hombres se esforzarían por ser cada vez más desiguales entre sí, prefiriendo cualquier originalidad creadora á la más tradicional de las rutinas.
Sería posible la selección natural y los méritos de cada uno aprovecharían á la sociedad entera. El agradecimiento de los menos útiles estimularía á los favorecidos por la naturaleza. Las sombras respetarían á los hombres. El privilegio se mediría por la eficacia de las aptitudes y se perdería con ellas.
Transparente, es, pues, el credo político del idealismo experimental.
Se opone á la democracia del número, que busca la justicia en la igualdad: afirmando el privilegio en favor del mérito.
Y á la aristocracia oligárquica, que asienta el privilegio en los intereses creados, se opone también: afirmando el mérito como base natural del privilegio.
La aristocracia del mérito es el régimen ideal frente á las mediocracias que ensombrecen la historia. Tiene su fórmula absoluta: la justicia en la desigualdad.