Deſafiome, y ya ſabes
Lo que yo hize, y el hizo.
No te quiero yo a monton,
Ni te pretendo, y te ſiruo,
Por lo de barragania,
Que mas bueno es mi deſignio.
Coyundas tiene la Igleſia,
Que ſon lazadas de ſirgo,
Pon tu cuello en la gamella,
Veràs como pongo el mio.
Donde no, deſde aqui juro
Por el ſanto mas bendito,
De no ſalir deſtas ſierras,
Sino para Capuchino.
C
on eſto dio el cabrero fin a ſu canto, y aũque don Quixote le rogò que algo mas cantaſſe, no lo cõſintio Sancho Pança, porque eſtaua mas para dormir, que para oyr canciones. Y aſsi dixo a ſu amo: Bien puede vueſtra merced acomodarſe deſde luego, á donde ha de poſar eſta noche, que el trabajo que eſtos buenos hombres tienen todo el dia, no permite que paſſen las noches cantando. Ya te entiendo Sancho, le reſpondio dõ Quixote, que bien ſe me trasluze, que las viſitas del zaque piden mas recompenſa de ſueño, que de muſica. A todos nos ſabe bien, bendito ſea Dios, reſpõdio Sancho. No lo niego replicò don Quixote, pero acomodate tu donde quiſieres, que los de mi profeſsion mejor parecen velando que durmiendo. Pero con todo eſſo, ſeria bien Sancho, que me bueluas a curar eſta oreja, q̃ me