pada de ſu contrario, de modo, que aunque le acertò en el ombro yzquierdo, no le hizo otro daño que deſarmarle todo aquel lado, lleuandole de camino gran parte de la zelada, con la mitad de la oreja, que todo ello con eſpantoſa ruyna vino al ſuelo, dexandole muy mal trecho. Valame Dios, y quien ſerâ aquel que buenamente pueda cõtar aora, la rabia que entrò en el coraçon de nueſtro Manchego, viẽdoſe parar de aquella manera! No ſe diga mas, ſino que fue de manera, que ſe alçò de nueuo en los eſtribos, y apretando mas la eſpada en las dos manos, con tal furia deſcargó ſobre el Vizcayno, acertandole de lleno ſobre la almohada, y ſobre la cabeça, que ſin ſer parte tã buena defenſa, como ſi cayera ſobre el vna montaña, començô a echar ſangre por las narizess, y por la boca, y por los oydos, y â dar mueſtras de caer de la mula a baxo, de donde cayera ſin duda, ſino ſe abraçara con el cuello: pero con todo eſſo ſacò los pies de los eſtribos, y luego ſoltò los braços, y la mula eſpantada del terrible golpe, dio a correr por el campo, y á pocos corcobos dio cõ ſu dueño en tierra. Eſtauaſelo con mucho ſoſsiego mirando dõ Quixote: y como lo vio caer, ſaltò de ſu cauallo, y con mucha ligereza ſe llegò a el, y poniendole la punta de la eſpada en los ojos, le dixo que ſe rindieſſe, ſino que le cortaria la cabeça. Eſtaua el Vizcayno no tan turbado, que no podia reſponder palabra, y el lo paſſara mal, ſegun eſtaua ciego don Quixote, ſi las ſeñoras del coche, que haſta entonces con gran deſmayo auian mirado la pendencia, no fueran adonde eſtaua, y le pidieran con mucho encarecimiento, les hizieſſe tan gran merced, y fauor, de perdonar la vida á aquel ſu eſcudero. A lo qual don Quixote reſpondio, con mucho entono, y grauedad: Por cierto fermoſas ſeñoras, yo ſoy muy contento de hazer lo que me pedis, mas ha de ſer con vna condicion, y concierto: y es, que eſte cauallero me ha de prometer de yr al lugar
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