Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo III (1908).pdf/109

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 105 —

delante tocando en vez de corneta un hueco y desmesurado cuerno, que un ronco y espantoso son despedía.

1 —Hola, hermano correo, dijo el duque, ¿quién sois, adónde vais, y qué gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa?

A lo que respondió el correo con voz horrísona y desenfadada:

—Yo soy el diablo, y voy á buscar á don Quijote de la Mancha; la gente que por aquí viene son seis tropas de encantadores, que sobre un carro triunfante traen á la sin par Dulcinea del Toboso: encantada viene con el gallardo francés Montesinos á dar orden á don Quijote de cómo ha de ser desencantada la tal señora.

—Si vos fuérades diablo como decís, y como vuestra figura muestra, ya hubiérades conocido al tal caballero don Quijote de la Mancha, pues le tenéis delante.

—En Dios y en mi conciencia, respondió el diablo, que no miraba en ello, porque traigo en tantas cosas divertidos los pensamientos, que de la principal á que venía se me olvidaba.

—Sin duda, dijo Sancho, que este demonio debe de ser hombre de bien y buen cristiano, porque á no serlo no jurara en Dios y en mi conciencia; ahora yo tengo para mí que aun en el mesmo infierno debe de haber buena gente.

Luego el demonio sin apearse, encaminando la vista á don Quijote, dijo:

A tí el caballero de los Leones (que entre las garras dellos te vea yo), me envía el desgraciado pero valiente caballero Montesinos, mandándome que de su parte te diga que lo esperes en el mismo lugar que te topare, á causa que trae consigo á la -