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los persiguiese, sino para que los examinase si lo eran, porque á la sombra de la manquedad fingida y de la llaga falsa, andan los brazos ladrones y la salud borracha. En resolución, él ordenó cosas tan buenas, que hasta hoy se guardan en aquel lugar, y se nombran: «las constituciones del gran gobernador Sancho Panza.» Perge 1 CAPITULO LII

Donde se cuenta la aventura de la segunda Dueña Dolorida, ó Angustiada, llamada por otro nombre doña Rodriguez.

Cuenta Cide Hamete, que estando ya don Quijote sano de sus aruños, le pareció que la vida que en aquel castillo tenía era contra toda la orden de caballería que profesaba, y así determinó de pedir licencia á los duques para partirse á Zaragoza, cuyas fiestas llegaban cerca, donde pensaba ganar el arnés que en las tales fiestas se conquista. Y estando un día á la mesa con los duques, y comenzando á poner en obra su intención y pedir la licencia, véis aquí á deshora entrar por la puerta de la gran sala dos mujeres, como después pareció, cubiertas de luto de los pies á la cabeza, y la una dellas llegándose á don Quijote se le echó á los pies, tendida de largo á largo, la boca cosida con los pies de don Quijote, y daba unos gemidos tan tristes y tan profundos y tan dolorosos, que puso en confusión á todos los que la cían y miraban; y aunque los duques pensaron que sería alguna burla que sus criados querrían hacer á don Quijote, todavía viendo con el ahin-