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nían mucho que hacer, y no estaban impedidos de negocios más importantes, quisiesen ser sus compañeros, que él compraría ovejas y ganado suficiente que les diese nombre de pastores: y que les hacía saber que lo más principal de aquel negocio estaba hecho, porque les tenía puestos los nombres, que les vendrían como de molde. Díjole el cura que los dijese. Respondió don Quijote que él se había de llamar el pastor Quijótiz, y el bachiller el pastor Carrascón, y el cura el pastor Curiambro, y Sancho Panza el pastor Pancino. Pasmáronse todos de ver la nueva locura de don Quijote; pero porque no se les fuese otra vez del pueblo á sus caballerías, esperando que en aquel año podría ser curado, concedieron con su buena intención, y aprobaron por discreta su locura, ofreciéndosele por compañeros en su ejercicio. Y más, dijo Sansón Carrasco, que como ya todo el mundo sabe, yo soy celebérrimo poeta y á cada paso compondré versos pastoriles ó cortesanos, ó como más me viniere á cuento, para que nos entretengamos por esos andurriales donde habemos de andar; y lo que más es menester, señores míos, es que cada uno escoja el nombre de la pastora que piensa celebrar en sus versos, y que no dejemos árbol, por duro que sea, donde no la rotule y grabe su nombre, como es uso y costumbre de los enamorados pastores.

—Eso está de molde, respondió don Quijote, puesto que yo estoy libre de buscar nombre de pastora fingida, pues está ahí la sin par Dulcinea del Toboso, gloria destas riberas, adorno destos prados, sustento de la hermosura, nata de los doDON QUIJOTE .—23 TOMO III

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