Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo I (1908).pdf/246

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 244 —

Hábil pareces, dijo don Quijote.

—Y desdichado, respondió Ginés, porque siempre las desdichas persiguen al buen ingenio.

—Persiguen á los bellacos, dijo el comisario.

—Ya le he dicho, señor comisario, respondió Pasamonte, que se vaya poco á poco, que aquellos señores no le dieron esa vara para que maltratase á los pobretes que aquí vamos, sino para que nos guiase y llevase adonde Su Majestad manda:

si no, por vida de... basta, que podría ser que saliesen algún día en la colada las manchas que se hicieron en la venta, y todo el mundo calle, y viva bien y hable mejor, y caminemos, que ya es mucho regodeo este.

Alzó la vara en alto el comisario para dar á Pasamonte en respuesta de sus amenazas; mas don Quijote se puso en medio, y le rogó que no le maltratase, pues no era mucho que quien llevaba tan atadas las manos, tuviese algún tanto suelta la lengua; y volviéndose á todos los de la cadena, dijo:

—De todo cuanto me habéis dicho, hermanos carísimos, he sacado en limpio, que aunque os han castigado por vuestras culpas, las penas que vais á padecer no os dan mucho gusto, y que vais á ellas muy de mala gana y muy contra vuestra voluntad, y que podría ser que el poco ánimo que aquel tuvo en el tormento; la falta de dineros deste, el poco favor del otro, y finalmente el torcido juicio del juez hubiese sido causa de vuestra perdición, y de no haber salido con la justicia que de vuestra parte teníades. Todo lo cual se me representa á mí ahora en la memoria, de manera que me está diciendo, persuadiendo y aun forzando que muestre con vosotros el efeto para que el cielo me