que tan blanda y cuerdamente lo dispuso, lo pasaste sin desgracia alguna.
Ya la azada ó la hoz poco repugna al andante ejercicio, ya está en uso la llaneza escudera con que acuso al soberbio que intenta hollar la luna.
Envidio á tu jumento y á tu nombre, y á tus alforjas igualmente envidio, que mostraron tu cuerda providencia.
Salve otra vez, oh Sancho, tan buen hombre, que á sólo tú nuestro español Ovidio con buzcorona te hace reverencia.
DEL DONOSO , POETA ENTREVERADO , A SANCHO PANZA Y ROCINANTE
Soy Sancho Panza escudedel manchego don Quijopuse pies en polvoropor vivir á lo discreQue el tácito Villadietoda su razón de estacifró en una retirasegún siente Celestilibro en mi opinión divisi encubriera más lo humaA ROCINANTE
Soy Rocinante el famobiznieto del gran Babiepor pecados de flaquefuí á poder de un don QuijoParejas corrí á lo flo-