Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo I (1908).pdf/437

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mismo que ella, si fuera la que debía y la que entrambos pensábamos, ya te hubiera dado cuenta de mi solicitud; pero habiendo visto que se tarda, conozco que son verdaderas las promesas que me ha dado de que cuando otra vez hagas ausencia de tu casa, me hablará en la recámara donde está el repuesto de tus alhajas (y era la verdad que allí le solía hablar Camila): y no quiero que precipitosamente corras á hacer alguna venganza, pues no está aún cometido el pecado sino con pensamiento, y podría ser, que deste hasta el tiempo de ponerle por obra se mudase el de Camila, y naciese en su lugar el arrepentimiento y así ya que en todo ó en parte has seguido siempre mis consejos, sigue y guarda uno que ahora te daré, para que sin.engaño y con medroso advertimiento te satisfagas de aquello que más vieres que te convenga. Finge que te ausentas por dos ó tres días, como otras veces sueles, y haz de manera que te quedes escondido en tu recámara, pues los tapices que allí hay y otras cosas con que tú puedes encubrirte ofrecen mucha comodidad, y entonces verás por tus mismos ojos y yo por los míos lo que Camila quiere; y si fuere la maldad, que se puede temer antes que esperar, con silencio, sagacidad y discreción podrás ser el verdugo de tu agravio.

Absorto, suspenso y admirado quedó Anselmo con las razones de Lotario, porque le cogieron en tiempo donde menos las esperaba oir, porque ya tenía á Camila por vencedora de los fingidos asaltos de Lotario, y comenzaba á gozar la gloria del vencimiento. Callado estuvo por un buen espacio, mirando al suelo sin mover pestaña, y al cabo dijo:

—Tú lo has hecho, Lotario, como yo esperaba de