ha de quedar con la estimacion que primero tenia: así que es razón concluyente que el intentar las cosas, de las cuales antes nos puede suceder daño que provecho, es de juicios sin discurso y temerarios, y mas cuando quieren intentar aquellas á que no son forzados ni compelidos, y que de muy lejos traen descubierto, que el intentarlas es manifiesta locura. Las cosas dificultosas se intentan por Dios, ó por el mundo, ó por entrambos á dos: las que se acometen por Dios, son las que acometieron los santos, acometiendo á vivir vida de ángeles en cuerpos humanos: las que se acometen por respeto del mundo, son las de aquellos que pasan tanta infinidad de agua, tanta diversidad de climas, tanta estrañeza de gentes por adquirir estos que llaman bienes de fortuna: y las que se intentan por Dios y por el mundo juntamente, son aquellas de los valerosos soldados, que apenas ven en el contrario muro abierto tanto espacio cuanto es el que pudo hacer una redonda bala de artillería, cuando puesto aparte todo temor, sin hacer discurso ni advertir al manifiesto peligro que les amenaza, llevados en vuelo de las alas de el deseo de volver por su fe, por su nacion y por su rey, se arrojan intrépidamente por la mitad de mil contrapuestas muertes que los esperan. Estas cosas son las que suelen intentarse, y es honra, gloria y provecho intentarlas, aunque tan llenas de inconvenientes y peligros; pero la que tú dices que quieres intentar y poner por obra, ni te ha de alcanzar gloria de Dios, bienes de fortuna, ni fama con los hombres; porque puesto que salgas con ella, como deseas, no has de quedar ni mas ufano, ni mas rico, ni mas honrado que estás ahora; y si no sales, te has de ver en la mayor miseria que imaginarse pueda; porque no te ha de aprovechar pensar entonces que no sabe nadie la desgracia que te ha sucedido, porque bastará para afligirte y deshacerte que la sepas tú mesmo: y para confirmación desta verdad, te quiero decir una estancia que hizo el famoso poeta Luis Tansilo, en el fin de su primera parte de Las lágrimas de San Pedro, que dice así:
Crece el dolor y crece la vergüenza
En Pedro, cuando el dia se ha mostrado,
Y aunque allí no ve á nadie, se avergüenza
De sí mismo, por ver que había pecado:
Que á un magnánimo pecho á haber vergüenza,
No solo ha de moverle el ser mirado,