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Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha Tomo II.djvu/231

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Capítulo XXV.

responderá á todo lo que se le preguntare, que por ahora se le ha acabado la virtud, que no le vendrá hasta el viernes, como dicho tiene. No lo decia yo, dijo Sancho, que no se me podia asentar que todo lo que vuesa merced, señor mio, ha dicho de los aconte- cimientos de la cueva era verdad, ni aun la mitad?-Los sucesos lo dirán, Sancho, respondió Don Quijote, que el tiempo descubri- dor de todas las cosas no se deja ninguna que no la saque á la luz del sol, aunque esté escondida en los senos de la tierra, y por aho- ra baste esto, y vámonos á ver el retablo del buen Maese Pedro, que para mí tengo que debe de tener alguna novedad.-¿Cómo al- guna? respondió Maese Pedro, sesenta mil encierra en sí este mi retablo: dígole à vuesa merced, mi señor Don Quijote, que es una de las cosas mas de ver que hoy tiene el mundo, y operibus credi- te, et non verbis, y manos á labor, que se hace tarde, y tenemos mucho que hacer y que decir y que mostrar. Obedeciéronle Don Quijote y Sancho, y vinieron donde ya estaba el retablo puesto y descubierto, lleno por todas partes de candelillas de cera encendi- das, que le hacian vistoso y resplandeciente. En llegando, se me- tió Maese Pedro dentro del, que era el que habia de manejar las fi- guras del artificio, y fuera se puso un muchacho criado del Maese Pedro, para servir de intérprete y declarador de los misterios del tal retablo: tenia una varilla en la mano con que señalaba las figu- ras que salian. Puestos, pues, todos cuantos habia en la venta, y algunos en pié, frontero del retablo, y aconiodados Don Quijote, Sancho, el page y el primo en los mejores lugares, el trujaman ² co- menzó á decir lo que oirá y verá el que leyere ó viere el capítulo siguiente.

1 Llamábanse Retablos de las Maravillas, por las cosas maravillosas que en ellos se mostraban, y no solo se llevaban por los pueblos, sino que se sacaban en los teatros y corrales de las comedias, como refiere el mismo Cervantes.

2 Los árabes, turcos y persas llaman alintérprete surgiman ó dragoman, y de aquí nosotros trujaman.