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Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha Tomo II.djvu/251

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Capítulo XXVIII.

á fortuna que á su ánimo: y así yo confieso, que me he retirado, pe- ro no huido, y en esto he imitado á muchos valientès que se han guardado para tiempos mejores, y desto están las historias llenas: las cuales por no serte á tí de provecho, ni á mí de gusto, no te las refiero ahora En esto ya estaba á caballo Sancho, ayudado de Don Quijote, el cual asimesmo subió en Rocinante, y poco a poco se fueron á emboscar en una alameda que hasta un cuarto de le- gua de allí se parecia. De cuando en cuando daba Sancho unos ayes profundísimos y unos gemidos dolorosos, y preguntándole Don Quijote la causa de tan amargo sentimiento, respondió, que desde la punta del espinazo hasta la nuca del celebro le dolia de manera que le sacaba de sentido.-La causa dese dolor debe de ser sin du- da, dijo Don Quijote, que como era el palo con que te dieron lar- go y tendido, te cogió todas las espaldas, donde entran todas esas partes que te duelen, y si mas te cogiera, mas te doliera.-Por Dios, dijo Sancho, que vuesa merced me ha sacado de una gran duda, y que me la ha declarado por lindos términos. Cuerpo de mí: ¡tan encubierta estaba la causa de mi dolor, que ha sido menester de- cirme que me duele todo aquello que alcanzó el palo? Si me do- lieran los tobillos, aun pudiera ser que se anduviera adivinando el por qué me dolian; pero dolerme lo que me molieron, no es mucho adivinar. A la fé, señor nuestro amo, el mal ageno de pelo cuel- ga, y cada dia voy descubriendo tierra de lo poco que puedo espe- rar de la compañía que con vuesa merced tengo, porque si esta vez me ha dejado apalear, otra y otras ciento volverémos á los mantea- mientos de marras, y á otras muchacherías, que si ahora me han salido á las espaldas, despues me saldrán á los ojos. Harto mejor haria yo (sino que soy un bárbaro, y no haré nada que bueno sea en toda mi vida) harto mejor haria yo, vuelvo á decir, en volver- me á mi casa y á mi muger y á mis hijos, y sustentarla y criarlos con lo que Dios fuere servido de darme, y no andarme. tras vuesa merced por caminos sin camino, y por sendas y carreras que no las tienen, bebiendo mal y comiendo peor. Pues tomadme el dormir: contad, hermano escudero, siete piés de tierra, y si quisiéredes mas, tomad otros tantos, que en vuestra mano está escudillar, y tendeos á todo vuestro buen talante, que quemado vea yo y hecho polvos al primero que dió puntada en la andante caballería, ó á lo menos al primero que quiso ser escudero de tales tontos, como debieron ser todos los caballeros andantes pasados: de los presentes no digo

nada, que por ser vuesa merced uno dellos los tengo respeto, y por-