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Capítulo IV.

mo rucio.-A eso, dijo Sancho, no sé que responder, sino que el historiador se engañó, ó ya seria descuido del impresor.-Así es sin duda, dijo Sanson; pero ¿qué se hicieron los cien escudos?- Deshiciéronse, respondió Sancho: yo los gasté en pro de mi per- sona y de la de mi muger y de mis hijos, y ellos han sido causa de que mi muger lleve en paciencia los caminos y carrerás que he an- dado sirviendo á mi señor Don Quijote: que si al cabo de tanto tiempo volviera sin blanca y sin el jumento á mi casa, negra ven- tura me esperaba: y si hay mas que saber de mí, aquí estoy, que responderé al mesmo Rey en persona, y nadie tiene para que me- terse en si truje ó no truje, si gasté ó no gasté, que si los palos que me dieron en estos viages, se hubieran de pagar á dinero, aunque no se tasaran sino á cuatro maravedis cada uno, en otros cien es- cudos no habia para pagarme la mitad: y cada uno meta la mano en su pecho, y no se ponga á juzgar lo blanco por negro, y lo ne- gro por blanco, que cada uno es como Dios le hizo y aun peor mu- chas veces.-Yo tendré cuidado, dijo Carrasco, de acusar al autor de la historia que si otra vez la imprimiere, no se le olvide esto que el buen Sancho ha dicho, que será realzarla un buen coto mas de lo que ella se está.-¿Hay otra cosa que enmendar en esa leyenda, señor Bachiller? preguntó Don Quijote.-Si debe de haber, respon- dió él; pero ninguna debe de ser de la importancia de las ya refe- ridas.-¿Y por ventura, dijo Don Quijote, promete el autor segun- da parte? Sí promete, respondió Sanson; pero dice que no ha halla- do ni sabe quien la tiene, y así estamos en duda si saldrá ó no: y así por esto como porque algunos dicen, nunca segundas partes fue- ron buenas: y otros, de las cosas de Don Quijote bastan las escri- tas, se duda que no ha de haber segunda parte, aunque algunos, que son mas joviales que saturninos, dicen: Vengan mas Quijota- das, embista Don Quijote, y hable Sancho Panza, y sea lo que fue- re, que con eso nos contentamos.-¿Y & qué se atiene el autor? di- jo Don Quijote.-¿A qué? respondió Sanson: en hallando que ha- lle la historia, que él va buscando con estraordinarias diligencias, la dará luego á la estampa, llevado mas del interes que de darla se le sigue, que de otra alabanza alguna.-A lo que dijo Sancho, ¡al dinero y al interes mira el autor? maravilla será que acierte, porque no hará sino harbar, harbar', como sastre en vísperas de pascuas, y las obras que se hacen apriesa, nunca se acaban con la perfec- 1 Significa (dice Covarrubias en su Tesoro) hacer la cosa muy de priesa, como harbar la plana el

muchacho cuando escribe de prisa.