Página:El problema feminista.djvu/57

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
56
LEOPOLDO LUGONES

nas, por ellas mismas conocidas como tales, en una verdadera intimidad de tertulia. No quiero, naturalmente, presenciar detalles; pero este recuerdo me da pie para una advertencia necesaria. Es un error atenerse al otro conocido pretexto de que en el extranjero nadie nos conoce: socorrida autorización, por otra parte, pues para mantener el imperio de la ley de honor, basta conocerse con uno mismo. Hay quienes ven y aumentan más de lo que pudiera creerse.

Afortunadamente, nuestras costumbres, imponen todavía su noble severidad allá en la patria que ojalá nunca las pierda. Pero no conviene arriesgarse demasiado, y dicha advertencia concierne sobre todo a las gentes de más alta posición social, porque suya es la responsabilidad en la materia. Mientras el país conserve intacta esa facultad de reaccionar, tendrá vida sana y carácter propio. El tesoro más precioso de la patria es la honra de sus mujeres. Y por de contado que no concibo esta virtud como un resguardo material, sino como aquella integridad de alma y cuerpo cuyo símbolo pusieron los poetas en el aroma de la flor; de tal suerte que aun hallándose invisibles la flor y el alma, es tán perfumando en torno por emanación