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APRECIACIÓN

está lleno de vital y viril fuerza. Verdad que oiréis un son de flauta en los Crepúsculos del Jardín. Acordaos de Polifemo que canta Teócrito y Poussin pinta. Y luego: ¿Quid dulcius melle et quid fortius leone? ¿No habían vibrado antes en una lengua de potente amor versos capaces de encender estatuas?

No creo yo que en nuestras tierras de América haya hoy una personalidad superior a la de Leopoldo Lugones, quien antes de llegar al medio del camino de la vida, se ha levantado ya inconmovible pedestal para el futuro monumento. Las Montañas del Oro, Los crepúsculos del jardín, El imperio jesuítico, La guerra gaucha, Las fuerzas extrañas, Lunario sentimental, Piedras liminares, Didáctica, Prometeo, Odas seculares."[1]

Allá en la lejana Córdoba del Plata, una anciana tiembla aún de temeroso gozo maternal. ¡Misia Custodia, qué nombre el de usted, para ser llevado en la Catedral de las glorias argentinas!...

RUBEN DARIO.
  1. Añadimos: El Libro fiel, La Reforma Educacional, Historia de Sarmiento, Elogio de Ameghino.