| | trar a todos los que saben la verdad, que nosotros la conccemos también. La verdad es bien conocida en las Embajadas, y pronto ha de ofrecerse a los ojos de todos. Si nos es imposib'e buscarla hoy donde se oculta protegida por invencibles formalidades, el Gobierno, que no ignora nada, el Gobierno, que está convencido, como nosotros, de la inocencia de Dreyfus, podrá cuando quiera, y sin riesgo, encontrar testigos que hagan luz.
Dreyfus es inocente, lo juro. Empeño mi vida, empeño mi honoir. En esta hora solemne, ante un Tribunal que representa la justicia humana, ante los jurados, que son la emanación misma del país, ante toda Francia, ante el mundo entero; juro que Dreyfus es inocente. Y por mis cuarenta años de trabajo, por la autoridad que mi labor pudo prestarme: juro que Dreyfus es inocente. Por cuanto he conquistado, por la fama que alcancé, por las letras francesas: juro que Dreyfus es inocente. Que todo se hunda, que mis obras perezcan, si Dreyfus no es inocente. ¡Es inocente! Todo se revr'elve contra mí, las dos Cámaras, el Poder civil y el Poder militar, los diarios de gran circulación y la opinión pública envenenada por ellos. Y en mi ayuda sólo