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EN LA MUERTE DE LA MENENA 9 ....................................................................

Y diste luces y fulgor á su alma.
Las flores de la fresca primavera
Tejieron para ella sus guirnaldas,
Que en su rostro de nimbos y de auroras
Las rosas y jazmines se mezclaban.
Sus sueños de querube la envolvían
Con perfumes de mirras y de ámbar,
Sin que, en su eterna aspiración de vida
Su espíritu agitaran
Ni con promesas, el falaz olvido,

Ni con sus dichas, la miseria humana.
Así la niña transcurrió los días
De su piadosa infancia;
Así la hija convirtió en poema
El nido en que sus padres la guardaban;
Así la virgen recorrió el camino
Que sobre el mundo atravesó su planta.
Después la madre, cariñosa y buena,