Esta página ha sido corregida
— ¡Aun has de amar! — te repetí, y amaste,
Y protector asilo
Diste, desventurada, a una serpiente
En aquel corazón que fuera mío.
Emponzoñada estás; odios y penas
Te acosan y persiguen,
Y yo casi con lástima contemplo
Tu pecado y tu mancha irredimibles.
¡Mas, vengativo, al cabo yo te amaba
Ardientemente, y te amo todavía!
Vuelvo para dejarte
Ver otra vez mi incrédula sonrisa.