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¡Ea!, ¡aprisa subamos de la vida
La cada vez más empinada cuesta!
Empújame dolor, y hálleme luego
En su cima fantástica y desierta.
No, ni amante, ni amigo,
Allí podrá seguirme;
¡Avancemos!... ¡Yo ansio de la muerte
La soledad terrible!
Mas ¿para qué subir?; fatiga inútil
Cuando es la vida fatigosa llama,
Y podemos, ¡poder desventurado!,
Con un soplo levísimo apagarla.
Ruge a mis pies el mar, ¡soberbia tumba!
La onda encrespada estréllase imponente