Cenicientas las aguas, los desnudos
Árboles y los montes cenicientos;
Parda la bruma que los vela y pardas
Las nubes que atraviesan por el cielo,
Triste, en la tierra, el color gris domina,
¡El color de los viejos!
De cuando en cuando de la lluvia el sordo
Rumor suena, y el viento
Al pasar por el bosque
Silba o finge lamentos
Tan extraños, tan hondos y dolientes,
Que parece que llaman por los muertos.
Seguido del mastín, que helado tiembla,
El labrador, cubierto
Con su capa de juncos cruza el monte;
El campo está desierto,
Y tan sólo en los charcos que negrean
Del ancho prado entre el verdor intenso
Posa el vuelo la blanca gaviota
Mientras graznan los cuervos.
Yo desde mi ventana,
Que azotan los airados elementos,
Regocijada y pensativa escucho
El discorde concierto
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