LA MUJER
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so más sincero y mis votos más efusivos per su pronta reali- zación. Saluda a Vd. muy atentamente.
Mercedes Pujato Crespo.
Buenos Aires, Enero 3 de 1920.
or Miguel J. Font.
Distinguido señor:
Una larga actuación profesional me ha ofrecido freeuentes oportunidades de conocer las aptitudes cerebrales de la mujer y de justificar su legítima aspiración a emanciparse de la tutela intelectual que le impuso siempre el hombre.
Durante veinte años la he visto en la escuela normal mixta del Paraná afrontar con éxito no superado por sus condiseí- pulos, los estudios de ciencias y letras, generales y especiales, que babilitan para el ejercicio de la docencia. Algunas veces conquistó valientemente el primer puesto en su curso y lo re- tuvo eon brillo hasta el final de la carrera.
Más tarde, desde el Liceo Nacional de Señoritas, comprobé que dominaba las dificultades de la instrucción secundaria y que ninguna flaqueza espiritual se oponía a su avance en el campo de la cuitura superior.
En estos antecedentes fundo mi ereencia de que la mujer es capaz de los mismos esfuerzos mentales que el hombre, y po- dría agrecar—invocando siempre observaciones persunsles— que lo aventaja en conciencia austera del deber y en consagra- ción asídua al trubajo.
No preconizo, sin embargo, ciertas reivindicaciones extro- mas del feminismo militante, porque las estimo incompatibles con la natural delicadeza del sexo y porque temo que ellas des- víen a la mujer de las actividades que en el orden de les cien- cias, de las artes, de las industrias y del hogar, ofrecen mejor empleo a sus exquisitas modalidades éticas.
Créame, señor, su muy atto. y S. S.
L, Ecrrera,
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