LA MUJER A a
DE LA VIDA DIARIA
(Trabajo publicado en “La Nación”),
(“La Nación”, comentando el primer ensayo del voto fe- menino en las elecciones políticas) :
Hasta ahora los resultados del eserutinio del ensayo de voto femenino son francamente favorables al partido socialista, pe- ro de esto — hecho reducido a los modestos términos en que se ha desarrollado tal acción — a suponer que la opinión de la mujer en Buenos Aires comulga con tal tendencia, habría un abismo. sas señoras y señoritas han votado por los socialis- tas, no porque fueran tales socialistas, sino porque ese parti- do, en su campaña de propaganda electoral, les ha prometido que llevaría al congreso la agitación feminista. Es, pues, un caso de gratitud, de arrimarse al único árbol que, de momento, por poca que sea, alguna sombra da.
Si bien el número de votantes no autoriza a pensar en la existencia del problema femenino, que, además, habría que fi- jar en cuál de sus aspectos tiene la preferencia de las mismas feministas, dice, siquiera vagamente, que hay algo y que con- viene no abandonarlo a los partidos extremos, que podrían apoyarse en esa fuerza para intensificar una acción disolven- te — hogar, patria, ete., — con la cual los más verdaderos. y urgentes intereses femeninos tienen nada que ver. A tal pun- to es esto, que varios eminentes prelados, lejos de condenar al feminismo, no procuran más que encauzarlo en normas ra- zonables. La posición civil de la mujer es discutible; la po- lítica ha sido aceptada, en su total renovación en ciertos paí- ses; la económica dentro del hogar es ya ley en algunas par- tes.
Mas para nada de esto hace falta ampararse en soluciones extremas, euyas finales consecuencias están, sea dicho de paso, reñidas con los sentimientos más íntimos y más hondos de la mujer en general, y particularmente de la argentina.
La enorme masa lo reconoce así, y si aceptara tal vez liber- tades que la ley le concediera, no cambiaría por nada aquellos. títulos antiguos — piedad, patria, hogar, — que han sido su más alta gloria. Hay una enorme diferencia entre una femi- nista prudente y la “dama roja”, especie de nueva calcetera.
— 202 —