Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/286

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
228
[900
VIRGILIO.


CLXXXIX.

Y responde: «¡Acerbísimo enemigo!
¿A qué suspendes sobre mi la muerte?
¿Qué me increpas si á nada yo te obligo?
Libre eres de matarme; ni á moverte
Con ruegos vine aquí, ni ya contigo
Pactos hizo mi Lauso de esa suerte.
Mas si áun queda piedad para el vencido,
Una sola merced muriendo pido:

CXC.

«¡Da que sea mi cuerpo sepultado!
Vengativas escucho en torno mio
Rugir las olas de mi pueblo airado;
¡Sálvame tú de ese furor impío!
Pueda de un hijo reposar al lado!»
Esto dijo no más, y sin desvío
Entregó la garganta á la honda herida,
Y en sangre envuelta derramó la vida.