Remángase la veste el buen anciano
Al uso de Peon; y con discreta
En balde aplica y diligente mano
Hierbas divinas de virtud secreta;
El encarnado hierro tienta en vano;
Con tenaza mordaz tal vez lo aprieta.
¡Ah! no da el almo Apolo traza alguna,
Ni encamina el conato la Fortuna.
Y ya el pavor invade el campamento,
Espantosa amenaza se aproxima,
En polvo se condensa el firmamento,
Tropel de caballeros se oye encima;
Ymil dardos y mil cruzando el viento
Van doquiera á caer, y ponen grima
Al par de combatientes y de heridos
Voces de rabia y de dolor gemidos.
Vénus, en tanto, del afan movida
Que el corazon materno le atormenta,
Díctamo coge en el cretense Ida—
Hierba que allí lozana se presenta,
De pubescentes hojas revestida;
Flores la cubren de color sangrienta,
Ypace de ella la silvestre cabra
Si cruda flecha su espinazo labra.