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de orizaba.

verse hoy por la situación que guardan en las faldas de ásperas montañas, á bastante altura del nivel del valle[1].

Aunque los pueblos del valle de Ahauializapan, reconocian su origen tlaxcalteca, fueron tributarios de los emperadores de México, según se verá. Situados á grandes distancias de las fronteras militares de la república de Tlaxcala, eterna rival del imperio azteca, y espuestos á ser, como lo fueron, victimas de las exacciones sangrientas que sostenían la parte principal del culto religioso de los mexicanos, á menudo eran acometidos por ellos. El resultado de aquellas guerras fué siempre doloro-

  1. Aun sin considerar los antecedentes de nuestra Historia antigua, apoya esta fundada opinion, la de los mismos pueblos de Europa.— “En ese discurso de sucesivas invasiones —dice Mr. Thier y, en su Histoire de la conquête de l'Anglaterre par les normands— las razas más antiguas, reducidas á un escaso numero de familias, se ausentan de las llanuras y huyen á las montañas, donde si viven pobremente conservan su independencia: mientras que los invasores, á su vez, se someten al poder de la espada, en las campiñas que ocupan, por carecer de un asilo vacante en sitios inespugnables.”— Estas palabras del sábio historiador concuerdan en un todo, con el sentido de lo que dejo dicho, y tal parece que se refieren á las poblaciones primitivas de México. Esta semejanza tan cabal en las vicisitudes de todas las naciones se presta á grandes consideraciones relativas á la unidad de la especie humana.