DE ORIZABA. 189
sultado la ruina absoluta de poblaciones nacientes todavia.
La odiosa servidumbre que pesaba sobre ellas, se aminoró bastante, aunque habian sido horriblemente diezmadas por las pestes y la tiranía inaudita de los hombres que en México llevaban la voz de mando. El desgobierno de los Oficiales Reales no respetó ni á los españoles, Cortés mismo, ausente en su expedicion á Honduras, sufrió las consecuencias de aquel desorden y tiranía sin nombre.
Durante el predominio de aquellos funcionarios turbulentos, en cada poblacion indígena no faltó un tirano que, imitando al áspero y cruel Ñuño de Guzman, dejara de cometer los mas repugnantes escesos.
Al comenzar este período (1531) varió la escena por completo. El obispo Ramirez de Fuenleal, presidente de la nueva