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DE ORIZABA 251

Los orizabeños, en esta época, comprendieron el peligro que los amenazaba: para ellos la sublevacion de los cimarrones[1] era una guerra social, que trataba nada ménos de la sustitucion de una raza por otra. Era un delirio, es verdad, de los sublevados; pero Orizaba estaba demasiado cerca de ellos para no temer las tristes consecuencias de un golpe de mano que destruyera quizás para siempre el gérmen de sus futuras prosperidades.—Comprendiéndolo así, no vaciló en contribuir para aniquilar aquella rebelion.

Los rebeldes se habian parapetado en un paraje cercano al lugar en que despues se fundó la ciudad de Córdoba. Reconocian una autoridad superior, que entendia en sus asuntos. Ordinariamente la mitad de los hombres se ocupaba en sembrar tabaco, maíz y legumbres, mientras que el resto se mantenia sobre las armas.

  1. Este era el nombre con que se conocia á los sublevados.