El barón de Humboldt ha notado la falta casi absoluta que hay en México de rios navegables. Señala como á propósitos, tanto por su estension como por la abundancia de sus aguas, al rio Bravo y el Colorado[1], de los cuales el primero limita nuestra frontera septentrional con los Estados-Unidos, y el otro desemboca, corriendo de N. á S., en el Golfo de Cortés, unido al Gila.— El ilustre sabio alemán menciona el Papalóapan, que en una distancia de mas de treinta leguas, es navegable, proporcionando grandes ventajas á las poblaciones fundadas en sus amenas riberas.
El valle de Orizaba como el interior de México carece de un rio así; pero en cambio, contiene abundantes manantiales que fertilizan sus terrenos, y forman algunas corrientes, que por la misma rapidez que tienen, gracias al descenso de la cordillera, pueden servir con el mayor provecho, para impulsar grandes maquinarias.
- ↑ Ensayo Político. Tomo 1.° El rio Colorado pertenece hoy á los Estados-Unidos.— Humboldt escribia esto en 1804.