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de orizaba.

ilustre, tomaran hácia estas partes, en su marclia alas regiones del Mediodía[1].

Curioso es observar estas emigraciones continuas de las razas antiguas de estos países, y cuya similitud es patente con las que la Europa sufrió, al transformarse en las naciones y pueblos que figuran en la historia moderna.

A la historia, pues, de los toltecas que desaparecieron, como parecen destinadas á desaparecer las razas que desde épocas remotas se han establecido en México, y de cuya ruina está amenazada la propia nuestra[2], se refiere la hermosa leyenda de Quetzalcoatl, nombre que simbolizó,

  1. No es esta una simple suposicion mia, y las magníficas ruinas de Ceutla, Palmillas y Huatusco (Santiago) lo acreditan; todo hace creer que esos monumentos fueron obra de la raza tolteca. (Véase un notable artículo en el Diccionario de Historia de Andrade y Escalante, y la Relación del capitán Dupaix 1804.)—Por mi parte en 1865, visité las ruinas de Huatusco, y aunque no las pude observar del todo por el lamentable abandono en que estan, de lo poco que logré ver hice una comparación con las descripciones á que me he referido antes, hallándolas justas y exactas. Entonces corroboré mas y mas la opinión que dejo estampada en el testo.
  2. Este mismo pensamiento encierran las últimas palabras que el Sr. Alaman escribe al concluir su Historia áde México, y que el sesgo de nuestra política justifica mas cada dia.