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Y espera que la muerte esos misterios
Te venga á revelar, y á Dios adora.
El ignorar te deja sabiamente
Cual tu felicidad futura sea;
Has para la presente, una esperanza
Que no muere jamas puso en tu seno
Si aquí no eres feliz, tú debes serlo
En otro órden de tiempos y de seres.
¡Oh como el alma inquieta y limitada
Reposa y se engrandece en esta idea!

El Indio pobre en su rudez sumido
Vé en las nubes á Dios, le oye en los vientos;
Ni vanas artes, ni orgullosa ciencia
Su alma inerte excitaron á elevarse
Mas allá de la esfera en que el Sol brilla.
Su pensar, su saber no van mas lejos
De lo que alcanzan sus sentids torpes;
Mas la simple natura de esperanza
No le privó; y allá tras de aquel monte,
Cuya cima sé pierde entre las nubes,
Un cielo él se promete; ó se imagina
Un mundo, en cuyos bosques solitarios
Libre pueda vagar; ó ya en el medio
Del mar una isla mas dichosa, donde
Un cruel conquistador jamas arriva
Por saciar la sed de oro, derramando
Sangre do quier y servidumbre dura
En nombre de su Dios; donde el esclavo
Vé su tierra natal, y alegre vive