embargo de algunas cualidades recomendables ni de inteligencia despierta y fecunda en arbitrar recursos para subvenir á las exigencias del momento. El Embajador de Francia, Mariscal de Bassompierre le reconoce elocuencia y habilidad, los Embajadores venecianos Córner, Justiniani y Contarini elogian sus aptitudes y sus corteses maneras, si bien alguno de ellos le califica de imprudente al proferir amenazas y de temperamento impresionable en demasía. El Nuncio Sachetti confirma las precedentes opiniones y alaba lo morigerado de sus costumbres y lo circunspecto de su proceder en los tratos con el Representante del Pontífice. Es lógico que así fuese, pues de otro modo no sería el Conde Duque encarnación del carácter español de aquella época. Cual la mayor parte de los caballeros españoles de tan aciagos días, reparó con longanimidad en el fruto de sus amores ilegítimos la culpa que éstos entrañaban y lloró en la edad provecta los extravíos de la adolescencia convirtiendo
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Apariencia