del influjo de opiniones cuyo error ha sido sólo visible para hombres educados á distancia de aquellos turbulentos días y en épocas en las cuales la cultura humana, á costa de dolorosas experiencias, ha avanzado considerablemente.
Sin embargo, por cima de las deducciones y de los juicios para nosotros incompletos é inflexibles del autor, sobresale su temperamento español y su corazón educado en las severas pero consoladoras disciplinas de la fe católica, aparece la enérgica gravedad de los sentimientos de nuestros gloriosos antepasados de San Quintín y Lepanto, se destacan las líneas generales de la fisonomía del Estado español que intentan envilecer y desfigurar con ridículos afeites los afiliados á la Masonería de más allá del Pirineo.
La convivencia del Poder Real con la autoridad de la Iglesia y con la voluntad del pueblo que alza su llana y noble voz en las Cortes, figura en el programa político del Padre