desapoderada tendencia á proclamar á todo trance «El derecho á la vida». La hipocresía luterana enseña á disfrazar con la apariencia de la virtud la satisfacción de los vicios.
Un ejemplo práctico os pondrá de manifiesto la coexistencia de esos dos defectos capitales en el alma escandinava. Un joven aristócrata, rico y de buena presencia, contrae matrimonio con una bella señorita de la burguesía, para quien es partido ventajoso. Al cabo de dos años de matrimonio transcurridos normalmente, encuentra la esposa en su camino á un buen mozo que la requiere de amores; ella escucha propicia las lisonjeras palabras del seductor y va poco á poco sintiendo más que la necesidad de satisfacer la ilusión, la de saciar el apetito que la solicitud del galán va desarrollando en su ser. Renunciar á la satisfacción de ese apetito fuera renunciar al «derecho á la vida», donoso nombre con que el egoísmo protestante disfraza las flaquezas de la carne. Pero la hipocresía