alma con la madre Naturaleza, ya vestida con las galas de Andalucía, ya con el sayal de cartujo de los montes castellanos. A veces he creído que el ocaso me dictaba elegías ó que la noche me contaba leyendas y que el insomnio aumentaba los contornos abrumadores de las pesadillas, ó que el recogimiento de los olvidados jardines me convidaba á escuchar los acentos vagos de las fuentes, ó bien que la fe que me inculcaran mis padres, se levantaba en mi espíritu, vigorizada por el eco de los repiques de viejos campanarios á la luz devota de lámparas que velan el sueño de los ingenuos retablos.
Todas estas complejas y encontradas emociones he querido, ilustre amigo mío, reflejar en mis versos; todos estos sentimientos tan sinceros como vagos, he intentado sugerir á quien tuviere la paciencia de leerlos con buena voluntad.
Nadie menos llamado que yo á decidir si he logrado ó no mis propósitos, un tanto