Reina María de Médicis, entonces Regente, le confía el cargo palatino de Limosnero. La superioridad de los talentos de Richelieu brilla intensamente en Palacio y la influencia de su carácter se deja sentir de tal manera, que en 1616 es ya Secretario de Estado. Algunos meses más tarde llega el Rey á la mayor edad, é indispuesto con el altanero Concini por intrigas de los Próceres, condena á muerte al impopular Ministro de la Regencia y se enemista ruidosamente con la Viuda de Enrique IV. Indignada la Reina Madre ante tan violentos procederes apréstase á la conjura, resuelta á vengar el fin sangriento de su ominoso confidente. En tan difíciles circunstancias descuellan el genio político y la astucia diplomática de Richelieu. Aunque repulsivo al Rey, por hechura de Concini, trata con él y le vence con la fuerza espiritual de su talento y con la fuerza moral de su osadía; encarécele los horrores de la guerra civil, invoca los filiales deberes y acaba por concertar las paces entre la madre
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