La juventud de Núñez de Arce se deslizó en ese ambiente prosaico por excelencia y, por lo tanto, su numen, al reflejar con fidelidad ese ambiente, tuvo por fuerza que abatir el vuelo, sin que esto menoscabe, en mi sentir, el mérito del escritor castizo.
El escritor, en efecto, es producto de la sociedad en que vive, cuando no es precursor providencial de otras más cultas y perfectas sociedades ó apóstol de alguna revolución de trascendencia. Brillante y sincero cronista de las agitaciones de su tiempo fué Núñez de Arce y, hábil en armonizar el fondo con la forma, la sencillez de su corriente estilo viste con el ropaje severo de la plebe castellana los llanos pensamientos de aquellos candorosos é irreflexivos paladines de la libertad que alteraron la vida normal de nuestra nación á mediados del siglo XIX.
Proclaman el acierto con que Núñez de Arce dio cima á esta empresa las composiciones contenidas en los Gritos del combate. En todas