Duque de Orleáns el cañonazo del Arrabal de San Antonio y exclama burlonamente Mazarino al oir la inesperada detonación: «La Duquesa ha matado á su marido.»
Victoriosa un instante la Fronda, retírase Mazarino con los Reyes á San Germán y vese á poco obligado á pasar la frontera. La más espantosa anarquía devasta entonces el país y en el ínterin demuestran con su desatentada conducta aquellos que tachaban de incapaz á Mazarino que si jamás le igualaron en patriotismo, menos todavía pueden igualarle en dotes de gobierno. La ineptitud de los efímeros vencedores abre nuevamente las puertas del Louvre al astuto Cardenal á costa de una defección dolorosa, la de Condé, que al servicio de España desenvaina la espada contra las mismas huestes que tantas veces condujo á la victoria.
La guerra exterior, adversa en un principio á los ejércitos franceses, acaba por cubrirlos de gloria merced á los talentos de Turena y