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Página:Epístolas morales - bdh0000051763.pdf/49

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13 EPÍSTOLAS MORALES. guntas, dice, que he adelantado? ser amigo mío.» Mucho ha adelantado sin duda; ya nunca esta'ré, solo. Ten presente que este amigo lo es do todos. Adiós.

EPÍSTOLA VII. DEBE HUIRSE DE LA MULTITUD.

Me preguntas qué es lo que principalmente debes evitar.—La multitud. En ella no te encontraras seguro. Confieso mi debilidad. Nunca salgo como entré en ella; despierta algo de lo que tenla adormecido, vuelve algún pensamiento que había desterrado. Lo que ocurre á los enfermos debilitados desde mucho tiempo, que no podrían sacarse al exterior sin perjudicarles, nos sucede á nosotros, cuando nuestro ánimo se restablece de larga enfermedad. La conversación de muchos nos es dariosa. Encuéntrase siempre alguno qne favorece el vicio, que nos lo imprime 6 desliza. Cuanto mayor es la multitud á que nos mezclamos, más grande es el peligro. Pero nada es tan perjudicial á las buenas costumbres como detenerse mucho tiempo en los espectáculos públicos, porque el placer que se experimenta en ellos hace que se insinúe con mayor facilidad el 'VICIO. ¿Que quieres que te diga? Vuelvo más avaro, más ambicioso, más inhumano que era por haber estado entre los hombres. Por casualidad he asistido á un espectáculo á mediodía, en el que esperaba oir algunas buenas frases, contemplar juegos y diversiones para regocijar los ojos, contristados como estaban por la sangre humana que se acababa de derramar; mas, por el contrario, los combates que hablan precedido eran actos