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ESPLORACION.

bote llegara pronto a su destino, pues el viento arreciaba cada vez mas.

Por fin atracó a tierra en la misma estacion en que estaban Diaz i Vergara, quienes ignoraban por completo lo que pasaba i solo lo supieron al arribo de la chalupa.

Ahora ¿cómo hacer bajar por la resbaladiza pendiente a las que con tanto arrojo habian llegado a tan solitarios i agrestes parajes?

Alvarez, Vergara i los caballeros que las acompañaban pudieron realizar esa hazaña.

Minutos despues, la gallarda chalupa mecia ufana cuatro beldades, las ondinas de la hermosa laguna, las amazonas de los Andes.

Alvarez, de pié en la popa i con una bandera que flameaba impelida por el viento, venia mas orgulloso que su colega Colon al volver a España despues de su descubrimiento.

I, con qué tino manejaba el timon, con qué humildad le obedecia la dócil barca, cuánto cuidado para que las perlas que la proa hacia brotar de las aguas no alcanzaran al rostro de sus pasajeras!

Como a unos veinte metros del muelle estaba la embarcacion, cuando una descarga de rifles i revólvers saludó su llegada. Aun no se habia disipado el humo i ya encallaba en la blanda playa, dejando a la galantería de los de tierra el desembarque de la preciosa carga que conducia. [1]

  1. Aunque los jefes de la espedicion prometieron guardar reserva sobre el nombre de las bellas i valerosas aparecidas, como a nosotros no nos vale tan grave obligacion, vamos a apuntarlos en seguida, en honor de aquellas intrépidas exploradoras. Eran las señoritas Clarisa, Rafaela i Dolores San Martin, hijas del coronel de caba-