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ESPLORACION.

que suscitan impresiones tan conmovedoras; las atrevidas formas de los obeliscos del cordon en que descuella el Tupungato, cuyas nieves alimentan el Tunuyan, que corre serpenteando hácia las pampas i atraviesa los machones que se desprenden de la cordillera principal i que, formando, al parecer, otra cadena paralela, no son sino un gran hilo del gran cordon andino, no son las únicas que atraen nuestras miradas i nos arrancan un grito de admiracion: los valles que en lontananza nos parecian insignificantes líneas accidentadas nos ofrecian, si no vastos horizontes, al ménos maravillosos e inesperados panoramas.

De distancia en distancia encontrábamos profundas i estrechas gargantas, inmensos abismos, en los que la vista no se atreve a sondar la honda i sombría escavacion, i en el fondo de los cuales rueda a veces algun furioso torrente, cuyos mujidos se pierden entre las hendiduras de las rocas.

Terminada la vereda que costea la falda norte del cordon que parte del Portillo, se ostentan, a derecha e izquierda, enormes circos ondulados i cubiertos de nieves, ya formados de rocas obtusas i rizadas, ya erizados de trozos estratificados, cuyo color negro azulejo contrasta con el blanco brillante de las nieves amontonadas en las sinuosidades de la montaña, i que a nuestros ojos, parecen océanos cuyas olas encrespadas hubieran sido solidificadas májicamente i condenadas a una inmovilidad eterna.

Torciendo al noroeste, podiamos admirar el imponente manto de nieves que cubre las crestas de