de julio de 1792 por don Ambrosio O'Higgins, ofrece un caserío triste, aunque poblado por cerca de mil almas. Le sirve de asiento una inclinada planicie del Cajon del rio Maipo, situada sobre la ribera derecha i encerrada pintorescamente por los primeros ramales de la Cordillera de los Andes. Los ricos veneros argentíferos descubiertos desde mui antiguo en los cerros de San Lorenzo i de San Pedro Nolasco dieron vida a la villa, siendo sostenida al presente por aquellos, i mui principalmente por algunas minas de cobre i los hornos de fundicion; mas estos últimos, por el gran consumo de leña que han demandado i que exijen aun, han ocasionado mas males que reales beneficios al valle de Santiago. El inconsiderado desmonte del valle i cordilleras cercanas, permitiendo mayor evaporacion en el terreno i vertientes, como así mismo, al facilitar el escape de las aguas fluviales, ha esterilizado los campos i montañas, reduciendo notablemente el caudal de los arroyos, i en consecuencia el del rio Maipo en la época seca del verano. Al presente se hace sentir este mal de una manera alarmante, debido al creciente desarrollo de la agricultura; pero podrá subsanarse satisfactoriamente por medio de obras artificiales, para lo cual se prestan los numerosos valles subandinos de la Cordillera.
A las 4 h. P. M., dejamos la villa con destino a San Gabriel, donde pensábamos pernoctar. El camino que conduce a ese punto mide veinte i medio quilómetros de lonjitud [1]:es accidentado, en par-
- ↑ Debo este valor al injeniero don W. Aguayo.