emisario ostensible, pero es evidente que se vacia por infiltraciones sobre la del Encañado i ésta, por medio del rio Manzanito, que fluye al Yeso con una descarga de 215 regadores. En la época seca del verano i en un trecho mas o ménos normal del citado Manzanito i algo desviado del camino, observamos que tenia seis metros de anchura, 25 centímetros de profundidad media i 2 metros 57 de corriente por segundo de tiempo, lo que arroja la descarga a que nos hemos referido. Mas abajo de este punto i debido a la naturaleza del terreno que forma su lecho, las aguas se infiltran nuevamente i el caudal del rio, en apariencia, se presenta como insignificante.
En cuanto al valle del Yeso, por medir como dos quilómetros de anchura i una pendiente que apénas podrá llegar a 75 centímetros por ciento, se prestaria mui favorablemente para construir una represa importante, la mas ventajosa sin duda para el objeto apetecido. Los dos ramales de cordillera que lo forman se estrechan mucho por frente a la cuesta del Inca, circunstancia que podria hacer de aquel lugar una rejion apropiada para la esplotacion de las aguas.
Pero, en atencion a lo espuesto, me inclino a suponer que no deberia irse al corazon de los Andes en busca del precioso líquido, sino, simplemente, a los valles subandinos, como la única rejion en que prevalecen las lluvias i en las cuales tienen oríjen los grandes aluviones que solemos esperimentar en la invernada.