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DE LAS LAGUNAS NEGRA I ENCAÑADO

alarmante nuestro clima, agostando nuestros campos mas feraces, i teniendo, por otra parte, noticia de que existian colgados, se puede decir así, sobre la gran planicie que forma la mejor parte de la provincia, vastos depósitos de agua inerte que se perdia allí sin fruto alguno, dispuso que el actual dilijente injeniero de la provincia, don José Vicente Sotomayor, emprendiese el reconocimiento de los mencionados lagos, en los primeros meses de aquel año.

En consecuencia, el señor Sotomayor llego a la Laguna Negra en los últimos dias de febrero de 1868, e intentó inmediatamente su esploracion en una tosca balsa de madera que para el efecto habia hecho construir.

Tal aparato resultó, sin embargo, completamente inadecuado porque era ingobernable en razon de los fuertes vientos que en esas alturas predominan i que producen en las aguas de la laguna tempestades tan violentas como las que se observan en los lagos alpinos de la Suiza i Lombardía, localizados en condiciones análogas a los de los Andes. El señor Sotomayor compara, en verdad, los vendabales de la Laguna Negra a los del Océano, i asegura que estuvo a punto de naufragar i perecer en la mal concebida balsa.

Demorado por este contratiempo, hubo el injeniero esplorador de esperar que con su habitual dilijencia el señor intendente de Santiago le enviase un pequeño bote, que con considerable trabajo fué conducido de Valparaiso a la villa de San José i de allí a hombros de peones a la laguna.